¡Desplieguen la alfombra roja! ¡Que suenen las campanas!
Sería una auténtica vergüenza no contar una historia como esta. La historia del príncipe de la perfumería. Su nombre es William Penhaligon. Emprendió un sinfín de aventuras. Algunas supusieron el movimiento de sus pies; otras, el avance de su mente. Todas sus hazañas fueron fragantes. Y todas fueron dirigidas por su nariz. Permita a Penhaligon’s deleitarle, si le parece bien…
Nuestra historia comienza con nuestro fundador. Un humilde barbero de Cornualles que se labró su camino hasta la corte real y llegó a cortarle la barba al sah de Persia.
1837
William H. Penhaligon nace el 27 de enero, y pasa sus primeros años de formación en el pintoresca localidad de Madron, Penzance, en la península de Cornualles. Allí es donde este soñador idea su gran plan: obtener éxito como artista olfativo y hábil barbero.
1869
William Penhaligon se traslada a Londres con su familia —tan solo podemos especular sobre los sabores de los bocadillos que decidirían llevar para el viaje— instalándose en la casa de un familiar de Penhaligon, Henry, en Rochester Row, Westminster.
1870
William abre su barbería en Jermyn Street, junto al hammam, y comienza a hacerse cargo de las cabelleras de los Bright Young Things de Mayfair, un popular grupo de extravagantes nobles y artistas de la época. Nace Penhaligon & Jeavons.
1872
William crea su primera fragancia, Hammam Bouquet, inspirada en los baños turcos donde ejercía de barbero. Es exótica. Es excitante. Causa una gran sensación. Sus clientes piden más. William responde, por supuesto.
1901
Walter Penhaligon hereda el negocio de su padre, William Henry, y continúa sorprendiendo a lo más selecto de la sociedad con sus exquisitas creaciones.
1902
Walter Penhaligon demuestra que de tal palo, tal astilla, cuando le encargan la creación del icónico Blenheim Bouquet para el 9.º duque de Marlborough.
1903
Al enterarse del fallecimiento de William Penhaligon’s, la reina Alejandra concede a Penhaligon’s su primera Royal Warrant.